viernes, 17 de octubre de 2014

EL SHERIFF DEL BARRIO

Clifford, el perro guardián de la Asociación “El universo” en San Juan de Miraflores.

EL SHERIFF DEL BARRIO

Muchos, al oír el término “sheriff”, pensamos en un personaje cuyo deber es cuidar a las personas que le rodean, como lo es un policía o un wachiman. Pero en este caso, se trata nada más ni nada menos que de un humilde, fiel y valiente perro, llamado Clifford.
Este can es relativamente grande, de color caramelo acompañado de machas negras y cafés, con algunas canas como muestra de sus siete años que lleva encima, que en años perro vendría a ser cuarenta y nueve años. Camina elegante, acompañado de unas cuantas marcas de guerra, pero sobre todo con una mirada inspiradora. Al verlo a los ojos, cualquiera puede notar la maravilla de perro que es: valiente, fiel, inteligente, audaz, cariñoso, agradecido, rudo, defensor e infinidades de características.
Pero no siempre fue como lo es ahora, En 2007, fue adoptado por la familia Amasifuen cuando apenas era un pequeño e inofensivo bola de pelos para ser compañero de la  hija de dicha familia, que en esa época tenía tan solo tres años. Esta infante le puso como nombre Clifford, en honor al dibujo animado que ella siempre veía “Clifford, el gran perro rojo”. Pasaban los años y este animalito iba creciendo más de lo que le habían dicho que iba a crecer, y en consiguiente la casa se hacía más pequeña para él. Por ello, los dueños decidieron ambientar un lugar en el jardín afuera de la casa, pero con lo que no contaron fue con que en las horas que ellos no estaban en casa, el perro vagaría por todo el vecindario.
Poco a poco, Clifford fue ganándose el respeto, no solo de los perros del barrio sino también de los vecinos. Las personas que empezaban a conocerlo bien podían observar que no era un perro como los demás, sino que era y es uno muy especial,  y como siempre hay pros y contras en todo y en este no era la excepción, algunas personas de mal vivir trataron de envenenarlo en dos oportunidades para robar las casas, pero gracias a la rápida reacción de sus dueños y de los vecinos que lo aprecian, eso no se concretó. Clifford, agradecido de que lo salvaran, empezó a tener un cuidado muy especial con la familia y con cualquiera que le demuestre un cariño sincero.
Y es por eso que su rutina de todos los días, al igual que “Hachiko”, el perro que siempre acompañaba a su dueño en una película, es acompañar a cada uno de los miembros de la familia al paradero para que tomen a salvo su colectivo. Luego de que observa que los miembros de la familia estén bien, comienza con su rutinario y curioso patrullaje por las casas de los vecinos que siempre le hacen mimos y le dan alimento, o simplemente le dan la responsabilidad de cuidar sus casas al decirle: “Clifford, cuida la casa hasta que yo llegue, por favor” o un “Clifford, cuida a mi hija(o), por favor” y tal y como le dicen lo hace, se queda vigilando la casa o la persona designada hasta que la persona que le dijo eso llegue y al ver que su tarea a culminado  se levanta y deja su lugar de vigilancia, pero sobre todo nunca se olvida de recoger todas las tardes del colegio  a la niña que lo adoptó, acompañándola mismo guardaespaldas hasta su casa.



Escribe  Milagros CARRERA 






1 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena historia, sin duda los animalitos son seres divinos que se convierten en parte de una familia y hasta de toda una comunidad, como se puede comprobar en esta historia.
Muy buena la redacción, describe el animal y el contexto, pues logra situar al lector en el ambiente a través de la imaginación

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