sábado, 22 de noviembre de 2014

"EL MEJOR REGALO QUE ME DIO LA VIDA"

Con la mirada de niña y el rostro cansando, se encontraba Jhanire Alexandra reposando en el sofá, cubierta con una mata verde, después de una larga jornada de trabajo. 
Las dos décadas que lleva consigo no cabe en su delgado cuerpo y tampoco concuerda con las duras situaciones que la vida le impuso, pero de alguna u otra manera, para ella, todo lo que vivió valió la pena y no tiene por qué arrepentirse de nada, ya que de ello nació el motivo de su felicidad que ahora y siempre ocupará un lugar muy importante en su corazón: su hija de tres años. 

_ Tener una hija no es un estorbo, más bien te hace ver la vida de otro modo, te hace madurar rápidamente. Cometí el error de no cuidarme y tengo que aceptar mi responsabilidad.

LA TEMIBLE NOTICIA

Los labios de Jhanire se embargaban de ansias, como si los recuerdos pidieran salir a la luz y revivir esos momentos de angustias. Empezó con su historia: _Fue un caos. Todo empezó cuando estuve de viaje en Ica con la universidad. Fui con mi mamá y un vecino. Por el intenso sol, me quité la chompa; de pronto, mi mamá insinuó que estaba embarazada porque me dijo que mi barriga había crecido, y yo le dije: “estás loca, que hablas” y se metió al carro molesta. 

_Después en la noche empezamos hablar, me toco el vientre y me dijo: “esta durita”. Me mandó a comprar un test de embarazo y salió positivo. No lo asimilaba. Mi mamá se puso mal. No sabía cómo decirle a mi papá. Cuando él llegó a la casa, le conté lo que sucedía. Se molestó muchísimo, me regañó y le quería pegar a mi enamorado. Me dijo un montón de cosas entre ellas que no me apoyaría, que me quitaría los estudios y que me vaya de la casa. Me pasé toda la noche pensando dónde iba vivir. Al día siguiente, me levanté y mi papa me sorprendió, pues tenía la mirada directamente a mis ojos. Me dijo que me apoyaría y me pidió disculpas por cómo me trató el día anterior.

La ginecóloga confirmó que tenía veinticinco semanas de embarazo y que era una niña. La bebé estaba perfectamente. Agregó Jhanire, entretanto hacía notar sus nervios y jugaba con su celular: _Me quedé asombrada, pues no era tan notoria. En aquel momento no tenía sentimientos hacia ella. Estaba algo traumada porque todo fue rápido. Todavía empecé a asimilarlo cuando Daiara dio sus primeras pataditas, cuando iba a los chequeos, cuando hacía Psicoprofilaxis y cuando ya se notaba más el crecimiento.

INDIFERENCIA DE LOS RESPONSABLES

Jhanire tuvo grandes decepciones, tanto así que llego al límite. Cuando ella tuvo sus primeras contracciones, solo contó con la ayuda de sus padres, pues la familia del papá del bebé era indiferente con todo lo que acontecía. Ella buscaba la forma de tener, aunque sea, apoyo moral de la otra parte involucrada. Alexandra siempre tomó en cuenta al padre de su hija, a pesar de todo. El día del parto le avisaron, pues eran vecinos. Como padre, él tuvo que estar con ella desde el inicio, pero no se apareció después de muchas horas. Ella fue a la clínica con la frente en alto, demostrando que aunque algunos le den la espalda iba a salir adelante. De un  momento a otro, Ricardo llegó al dispensario llevando ciertas cosas, como si quisiera recuperar algo que ya estaba perdido. El mismo día él le propuso casarse, pero ella no aceptó. Había dejado de ser la niña inmadura y se dio cuenta que la realidad era otra: las cosas habían cambiado.

RENCILLA ENTRE FAMILIAS

En el transcurso del embarazo, hubo muchos conflictos que inundaron de malos recuerdos la mente de Jhanire generándole una especie de trauma ante todo lo que sucedía. Ambas familias no podían manejar la situación. Poco a poco las discusiones se iban convirtiendo en peleas. La familia del padre de la niña reaccionaba de manera muy agresiva hacía la gestante, lo cual la dañaban psicológicamente. A pesar de todo ello, Ricardo el padre de la menor, decidió cambiar, pues sus acciones le iban hacer perder poco a poco el amor de su hija, ya que cuando Daiara lo veía, le tenía miedo y no le mostraba cariño. Mientras recorro por los recuerdo de la joven madre, me dice que en ese tiempo todo fue un caos y que después de la tormenta viene la calma. 

EXPERIENCIAS INCÓMODAS

Dejando de lado los nervios, aseveró: _En la universidad todo era normal, pero siempre hay profesores que se expresan mal sobre algunas cosas, como que las mujeres de hoy descuidan sus estudios porque salen embarazadas y dicen que nos “fregamos”. En otra situación cuando yo subía al bus me quedaba parada esperando a que alguien me ceda un asiento. De repente como era chibola nadie se daba cuenta que estaba embarazada. Todavía no me acostumbraba al hecho pedir asiento y esas cosas. Hasta que me molesté y reclamé un asiento reservado.

CAMBIOS PERSONALES

Primero, ya no podía usar la misma ropa, no podía ir a fiestas porque la bebé lloraba toda la noche.  Ya no salía constantemente. La única vez que salí fue cuando Daiara tenía un año y le pedí ayuda a mi mama. También tenía que levantarme temprano para prepararle la leche o cambiarle el pañal. Me perdí gran parte de mi adolescencia. Me impuse que ya no iba salir, que voy hacer las cosas pensando, que voy a saber escoger a la persona con quien quiera estar. En todo caso, como no salía venían mis amigas a mi casa. Fue chévere, ya que volví a ver a mis amigos que hace años no los veía. 

EL PARTO

Esta madre adolescente recordó los terribles momentos de parto: _Era insoportable, los dolores me venían cada tres minutos. Tampoco se me había roto la fuente. Por ello era importante que la doctora lo hiciera. Luego, como ya no soportaba las contracciones, me llevaron a un lugar frío. Me indicaron que me encorve lo más que pueda, cuando de repente vi una aguja gigante y me aterrorice. En seguida, me pusieron la inyección y de ahí no sentí nada. Llegó lo más doloroso. Tenía que dar a luz. Me asusté demasiado. En ese momento tenía una combinación de hambre y frío. Me pasé más de veinte minutos pujando y mi hija no salía a pesar de que se intentó mil formas. Los doctores me dijeron que haga todo lo posible porque mi hija se estaba ahogando y tenían que sacarla rápido. Después de tanto esfuerzo, al fin nació. Fue algo mágico porque ya no sentía dolor. 

EL ROSTRO MÁS HERMOSO

_Cuando pasó todo me llevaron al cuarto y fue allí donde me dieron a Daiara. Se la entregué a su papá. Fue un momento muy tierno porque no sabía cargarla. Nació con el peso exacto, pequeñita. Era linda, tranquila. No lloraba, solo dormía. Me sentí más mamá, porque antes todavía no lo asimilaba mucho. Por todo ello, me puse a llorar. Me quedaba mirando sus manitos tan chiquitas. A mí no me importaba nadie, solo quería estar con ella abrazándola_ expresó Jhanire, mientras le brillaban los ojos y la emoción la invadía. Continua confesando lo mejor de ser madre: _Cuando regreso a casa del trabajo llego cansada, pero de repente entro y veo a Daiara que viene corriendo, me abraza y me dice “Mamá te quiero mucho” o  “Te amo”. Es tan lindo porque se siente un amor de verdad. 

VOLVER A ENAMORARSE

Alexandra, a su corta edad, tuvo que madurar drásticamente. Anteriormente, cuando estaba con el padre de su hija veía las cosas de manera tan fácil, como si verdaderamente lo fuera. Pero aquellos errores que cometió le enseñaron que en la vida no todo es color de rosa, pues ahora toma más en serio cada cosa que dice o hace. No está dispuesta a tropezar con la misma piedra. Para ella fue muy difícil volver a entablar una relación porque ahora no solo tenía que pensar en ella, sino también en su hija. La persona con quien ella decidiera estar debía tener valores, debía de quererla, debía estudiar y sobre todo debía tener deseo de superarse. Fue así que a dos años después de haber nacido Daiara, volvió a enamorarse. Actualmente, están juntos y se llevan muy bien.

PLANES PARA EL FUTURO

_Más adelante quiero tener mi propio negocio y vivir como debe de ser. Anhelo tener una cafetería diferente en el que tú puedas ir sentarte en un puff, donde haya computadoras para imprimir tus trabajos, que te sirvan bonito, donde te sientas como en casa. Por ello ahora estoy viendo más o menos cómo se maneja este negocio, ya que ahora voy a subir de puesto a asistenta de jefa, y así me percato de cada detalle que se realiza allí. Es algo que me gusta y va con mi carrera.


"Fuente: Cuenta de Facebook de Jhanire."


Escribe  Mariela VELA



2 comentarios:

Softhony dijo...

Que linda historia! Una muestra de que con mucho amor todo se puede superar...

Julissa dijo...

me encanta! muy bueno... sigue asi :)

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