miércoles, 5 de noviembre de 2014

EXISTE LO BUENO Y LO MALO

Existe Lo Bueno Y Lo Malo

Un jueves como hoy, bañada bajo la luz de la luna, Marcela me pide que la acompañe. En una pequeña hoja de papel me muestra la dirección de un lugar en donde, según ella, se practican “limpias”. Marcela está cansada y angustiada de tanta mala suerte. Nada le sale bien. Desgracia tras desgracia, y ella sospecha que alguien está detrás de todo esto.

Rápidamente en el taxi me comenta que en dicho lugar la ayudarían a encontrar la paz que tanto busca, y a saber quién es la persona que le está haciendo tanto daño o como le dicen, “brujería”.
La ceremonia, como suelen decirle, es a la medianoche. Nos dirigimos hacia el sur, y aún tenemos una hora para llegar.

Puedo divisar por la ventana un lugar descampado. Las pocas casas que se encuentran están a medio construir. No hay veredas ni pistas, parece ser un asentamiento humano. El silencio lo cubre todo.

Mientras Marcela busca el lugar de la dirección, no puedo evitar los escalofríos, la piel se me pone como de gallina. Frente a una casa de ladrillos cubierta por un techo de esteras, nos detenemos porque es el lugar que estábamos buscando bajo el manto de la noche. La puerta tan solo es un trozo de madera sin pulir y en mal estado.

Ingresamos al lugar, y a ciencia cierta no sabría decir cuántas personas se encontraban adentro, pero creo que fueron más de 60.

Un chico que no pasa de los 30 años nos lleva a un cuarto totalmente oscuro y algo tenebroso, nos pregunta si las dos entraríamos para conversar sobre nuestros problemas con la persona que se encontraba adentro. Marcela asienta con la cabeza y yo solo me remito a contestar que era una simple acompañante.

El chico le pide nombre completo, edad y el número de DNI a Marcela. Nos informa que el costo por consulta es de 100 soles. Le entrega un papel doblado donde decía 23 y con letras pequeñas, “por primera vez”.

Se alza una voz demasiado varonil y algo tosca, nos pide que formemos dos columnas. Nos aclara que las columnas tienen que ser de las personas que venían por primera vez y la otra de las personas que ya venían continuamente.

Al frente de nosotras se encuentra “el maestro”. Alrededor suyo, hay varios chicos de diferentes edades que circulan desde los 25 a 50 años.

En el piso hay una tela roja y sobre ella cráneos, imágenes de santos, fotos de personas, llaves, billeteras y velas. Unos palos de madera con diseño de animales y de reyes forman una barra a lo que ellos llaman, “el altar”.

El maestro era un anciano, totalmente envejecido y con ojeras. Su cabello era blanco como la nieve y las arrugas de su cuerpo parecían pliegues. Las personas que se acercaban al altar, eran recibidas por el maestro que luego les daba un vaso de plástico con un líquido medio amarillento.

Marcela al probar ese líquido, me expresó que es muy amargo, tan amargo como masticar una pastilla.

A todas las personas se les dio uno de esos palos con diseños de animales y reyes. A los segundos de terminar la repartición, se les advirtió que tenían que mirar aquel palo y no desviar la mirada o dejarlos caer, eso generaría una desgracia en la ceremonia.

El cuarto se oscureció y llaman a Marcela, le piden que se acerque al altar. Al llegar, le vuelven a pedir algo raro, que retroceda 30 pasos y que luego vuelva. Al llegar de nuevo al altar el maestro comienza a cantar, no se entiende que es lo que dice, parece una extraña lengua. Con sus manos totalmente humedecidas en el mismo líquido amarillento, coge una botella de plástico pequeña y le pide que beba un poco del líquido que se encontraba en el interior, ella obedece.

En un rápido apretón de  manos, el anciano gira a Marcela hacía él y le dice que la mujer con la que ella vivía, le había hecho el daño por el cual ella padecía tanto.

¿Cómo aquel anciano sabía quién había sido? Simple, le dijo que al hacerla retroceder 30 pasos, pudo ver que cada vez que se acercaba, veía a una mujer totalmente debilitada cubierta con cadenas negras. La siguiente explicación fue que esas cadenas eran lo que la ataba al fracaso. Por esa razón, ninguno de sus proyectos daban frutos y sus relaciones siempre fueron frustradas.

Se le ordeno a los ayudantes de aquel anciano que a la vista de todos, era un verdadero conocedor del tema, le hagan una limpia a Marcela bañándola y rezándola en ruda. Después del acto, ella quería retirarse, se sentía mareada y con muchas nauseas. No podíamos irnos, teníamos que esperar a que todas las personas sean atendidas por el maestro y termine la ceremonia, si nos íbamos sería sacrilegio.

Al concluir con la extraña velada, todos se paran y comienzan a balancearse al son de la música que aquel anciano cantaba. Los ayudantes se paseaban por todas las personas expulsando de su boca agua florida.

La danza terminó y al salir, el sol nos ilumina con su luz cegadora. Sin darnos cuenta, estuvimos toda una noche. Marcela afirma que se siente bien, que siente que dejó un gran peso esa noche. Siente que ahora tiene un nuevo aire. Yo no sé qué sentir, solo sé que tuve una noche no muy común por primera vez.
  


Escribe  Sheylla REDHEAD



8 comentarios:

Anónimo dijo...

asi es la vida... hay personas que lo hacen por necesidad y otras por un gran gusto al sexo... me gusto tu cronicaa sheyllita

Anónimo dijo...

“Muy buena redacción, me gusto… Y sinceramente estoy pensando seriamente en ejercer ese oficio, 60 personas en una noche a 100 soles cada una, Good!!!”…

Anónimo dijo...

“Sin lugar a dudas las creencias populares están arraigadas en nuestra sociedad por cultura, este es el claro ejemplo de Marcela, que nos grafica que la fe individual, es tan poderosa que hasta la misma ciencia”.

Anónimo dijo...

La verdad no culpo a las personas que HACEN ese tipo de cosas (que al final de cuentas les da para comer). La culpa la tiene la gente que lo cree y acude a ellos. Opino que todo eso es solo mentira tras mentira. Buena entrevista Sheylla.

Amber Minaya dijo...

Son personas que hacen pactos con "espíritus de adivinación" que no son mas que demonios, que pueden atar, hacer daño y destruir una persona. Que muchos van porque andan desesperados con alguien grave o una situación difícil y la abren la puerta también a los demonios, se van atando, aumentan las demandas y su vida se convierte en un infierno. Me gusto tu entrevista Sheylla.

Anónimo dijo...

me llevaste al lugar de los hechos! buena descripción shey ALEXANDER ARANIBAR

Anónimo dijo...

BUENA CRONICA, ME GUSTO - JEAN GUTIERREZ

Unknown dijo...

Muy linda historia desde que empieza hasta que termina muxos éxitos AMIA .....- jhonatan el chino

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