Un Paseo en el Metropolitano
Amanece un miércoles en la ciudad de Lima. Los
primeros rayos de sol se dejan asomar en el horizonte para regalarnos un poco
de su luminosidad. Las personas se preparan un día más para ir al trabajo. Los
niños para ir a la escuela, porque aún estamos a mitad de semana.
Llegando a la estación principal del transporte Metropolitano,
en la av. Naranjal, los colapsos empiezan a sonar, el tráfico incrementa y la
gente sigue llegando. Las colas se agrandan dando vueltas como ruletas. El
reloj marca ya las 6 y 30 de mañana, y a lo lejos se deja ver el primer Metropolitano
Expreso 1. Los incapacitados empiezan a tomar sus lugares. El show va empezar, el
bus da unos cuantos pasos y las personas se avientan como pirañas por su presa abalanzándose
hacia el bus.
-Ya se encuentra lleno- aclaman algunas personas, deteniendo
a la gente. El sensor de la puerta empieza a sonar, las puertas se cierran y los
controladores empiezan a detener a las personas que se quedaron fuera. El chofer
decide emprender el corrido. Los pasajeros sacan los celulares y encienden el
reproductor de música. Otros usan las redes sociales, y los demás solo duermen.
En el camino, el hombre de capucha roja, pantalón azul y
zapatillas blancas, con actitud muy
sospechosa, intenta ponerse tras la espalda de la mujer de minifalda negra,
cabello castaño, ojos claros y de tez mestiza; la señorita no le toma
importancia pero el hombre, ni corto ni perezoso, soba sus testículos por la
retaguardia de la joven. Ella voltea, lo mira y se aleja.
Llegando a la estación Caquetá, el pestífero olor toma
personaje y se apodera de todos los pasajeros. Algunos abren las ventanas,
otros las cierran y a los demás parece no importarle. El reloj sigue avanzando,
las vías se encuentran llenas, fomentando el tráfico y desorden, pero el bus
sigue con su recorrido. Cada estación es un revuelco de gente que sube y baja.
Llegando a la estación Central, el brusco cambio de clima se
presenta, la lluvia empieza a jugar un papel importante, las ventanas se
cierran, los cierres de las casacas cubren los cuellos de los friolentos
pasajeros, las ventanas empañadas, pero ellos no se detienen siguen con su
rutina. Se vuelve a repetir el ajetreo de la estación Naranjal, aplastando, golpeando,
y si se pudiera ir en el techo, lo harían.
No importa si son niños, jóvenes, adultos o ancianos. Ellos
solo tienen el fin de llegar a su destino. Los asientos siguen llenos. Entre
los pasajeros sentados, unos duerme como si no lo hubieran hecho en años, sin
darse cuenta que su cabeza gira como una licuadora, captando la atención de uno
que otro pasajero que se encuentra de pie; también se puede apreciar personas
que toman los asientos reservados, haciéndose los dormidos, para no cederlos a
quién realmente lo merece.
La hora no se detiene. Cada segundo es importante. Se siente
la adrenalina de los trabajadores y estudiantes al ver la hora y saber que el
reloj les lleva la delantera. Presurosos bajan en la estación Angamos. El bus se
queda semivacío y los asientos son tomados por las dos o tres personas que
subieron.
Por fin podemos apreciar el paradero final de tal recorrido,
Matellini; pero eso no es todo. Tal vez aquí venga lo más irritante para los
pasajeros: desde el olor a agua empozada, hasta la procesión que se lleva a
cabo para poder cruzar el puente que los llevará a la estación de
abastecedores, envueltos por la lluvia y la imponente neblina.
La gente hace cola esperando ser recogidos por los alimentadores.
Se vuelve a ver el vaivén y la disputa por abordar en algún bus, que terminará
por trasladarlos a su destino final.
Así de forman las colas para ingresar al Expreso 1 |
Escribe Eloísa León
8 comentarios:
Buen trabajo Elo, sigue adelante
Carito me gusto mucho tu crónica, bastante interesante, sigue adelante
El Metropolitano es medio de transporte bastante útil pero a la veces muy denigrante para la mujer, porque suben los mañosones y con solo una mirada nos desvisten
Soy hombre pero comprendo a las mujer porque me gusta comprar, muchas veces sin necesitar lo que compro
Me gusto mucho Elo, sigue adelante
Muy interesante c:
Interesante señorita
Buen articulo
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