jueves, 4 de diciembre de 2014

PROSTITUCIÓN INFANTIL

PLACER POR DINERO


En lo que va del año, son más de 1500 adolescentes los que concurren al magnifico distrito de Miraflores todos los días del año y no es por turismo, ni para dar un paseo. Se dedican a dar servicios sexuales a cambio de dinero.

Todos los días, por el parque emblemático el Kennedy, se observa  muchos adolescentes  caminando y conversando. Todo parece normal, pero si se observa bien la escena se repite: hombres mayores que se acercan a las bancas y, tras una charla con un joven, se van.
Pablo tiene 16 años y se prostituye en el parque desde hace dos años. Vive en San Martín de Porres y necesita dinero para pagar sus estudios de chef. Dice que a veces le disgusta su oficio porque recibe maltratos de parte de sus clientes. 

La gran mayoría de estos chicos gais proviene de distritos lejanos como los Olivos, Comas, San Martín de Porres y algunos de distritos aledaños como Barranco, Jesús María o del mismo Miraflores. Estos mozuelos de la noche tienen una finalidad: llevar dinero a sus bolsillos y un pan a las mesa de sus hogares.

Cada esquina del parque central de Miraflores se encuentra muy concurrido a todas horas del día y se entremezclan con niños que juegan a apostar quién gana más dinero. Son aproximadamente 50 o 60 soles lo que suelen cobrar. De esta cifra, son 20 soles los que se lleva el “caficho”, quien los protege. Si no se le entrega el dinero, a cambio recibirán golpes. Muchos suelen ser parejas de los jóvenes.

La explotación sexual comercial de la niñez es, pues, una violación de sus derechos. Abarca el abuso sexual por parte del adulto y la remuneración en dinero o en especies para el niño, niña y adolescente o para una tercera persona. El menor es tratado como objeto sexual o mercancía. La explotación sexual comercial de la niñez constituye una forma de coerción y violencia contra ésta, equivale al trabajo forzado y constituye una forma contemporánea de esclavitud.

La Explotación Sexual Comercial Infantil (ESCI) es una gravísima situación que afecta a un número creciente de niños, niñas y adolescentes. Lamentablemente, no existe una cifra precisa y confiable que muestre la dimensión del problema en toda su magnitud. Numerosos estudios reflejan partes importantes de este fenómeno, pero ninguno abarca la realidad completa del país. Sin embargo, estos mismos indicadores demuestran que esta violación de los derechos de los niños, niñas y adolescentes está en ascenso. Las denuncias realizadas ante la Policía Nacional, el Ministerio Público, los Centros de Emergencias Mujer y las Defensorías del Niño se incrementan cada vez más, y aunque todavía no se muestran como cifras impactantes, debemos tener en cuenta que son pocos los menores que tienen la posibilidad de denunciar estos abusos. 

El abogado y especialista en violación de derechos de niños y adolescentes Juan José Abregu nos habla algunos puntos interesantes sobre las medidas que está tomando Miraflores con respecto al tema y esta fue su respuesta: _ La aprobación de la ley 28251, de junio del 2004, incorpora cambios al Código Penal respecto a la violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes. Este avance normativo permite prevenir y combatir una serie de delitos sexuales contra la niñez peruana. 

Algunos aportes importantes de la ley son la sanción al cliente, la ampliación de la edad de la víctima de 14 a 18 años y la inclusión de figuras penales como la pornografía vía Internet, el turismo sexual infantil y la trata de menores.

• Cliente: Tener sexo con niñas, niños y/o adolescentes es un delito penado hasta con cadena perpetua. El número de años de cárcel depende de la edad de la víctima, mientras más joven sea esta, mayor es el tiempo de reclusión. 

• Taxistas y Moto taxistas: Incurren en el delito de favorecimiento de la prostitución en su modalidad agravada. Pueden ser condenados hasta con 12 años de cárcel. 

• Gerentes/Administradores de Hotel o Agencias de Viajes: permitir que turistas o huéspedes tengan sexo con niños, niñas y/o adolescentes en su establecimiento los convierte en cómplices del delito y pueden recibir la misma pena de cárcel que el cliente. Otra sanción es la inhabilitación de su establecimiento. 

Por otro lado, exhibir o facilitar material pornográfico infantil es un delito penado hasta con 8 años de prisión. 

• Recepcionistas/Botones de Hoteles y Hostales: servir de intermediarios (recibir y entregar tarjetas publicitarias de sexo con niños) los convierte en facilitadores y cómplices de la prostitución en su modalidad agravada. La pena por este delito es de 12 años de cárcel. Del mismo modo, permitir que un huésped tenga sexo con niños en su lugar de trabajo los vuelve cómplices, y pueden recibir la misma pena de cárcel que el cliente. 

Sin embargo, aunque el marco legal sea el adecuado, su aplicación sigue pendiente. No hay nadie sentenciado por ser cliente o explotador sexual de niños, y persisten las violaciones a los derechos del niño durante intervenciones de operadores de la ley, desde la etapa policial hasta el fin del proceso judicial. Cuando los menores son “intervenidos” en operativos policiales son tratados como si estuvieran en conflicto con la ley penal. De otro lado, el proceso judicial, que debería ser el primer paso hacia la recuperación emocional de la víctima, se convierte en un proceso de re victimización debido a la cantidad de entrevistas que el menor debe enfrentar en las diferentes etapas del proceso. 

En el campo psicológico, podemos decir que tiene que ver con el entorno familiar, social son  muchos factores la doctora y psicóloga terapeuta Nelu Serrano Huaynate nos habla sobre las causas por las que los niños, niñas y adolescentes son explotados sexualmente:
_Lejos de ser una opción de vida, la prostitución infantil es un callejón sin salida al que llegan producto de una infancia traumática caracterizada por la violencia en sus familias, el abuso sexual, la insatisfacción de sus necesidades básicas, la pérdida de valores y la ausencia de afecto. 

_Generalmente provienen de familias pobres, muchas de ellas desestructuradas, donde falta la madre o el padre y en donde no cuentan con espacios afectivos. Las familias no quieren “ver” que sus hijas están vinculadas a la explotación sexual comercial infantil, debido a que proveen de recursos económicos a los hogares_ agregó el especialista. 

Otra característica importante, indica, es que generalmente es la madre quien inicia la cadena; luego le sigue la hija mayor, y, por último, la menor. En casos como este, los padres ven a la ESCI como un medio de subsistencia o un método para alcanzar una mejora económica. 

La red de complicidades que caracteriza a la ESCI está compuesta por los clientes (que pagan por las relaciones sexuales), traficantes, agentes e intermediarios. Existen, además, criminales profesionales que dirigen los burdeles y que en algunos casos cuentan con la complicidad de autoridades corruptas o negligentes que impiden y obstaculizan el ser detectados. 

La captación se da, generalmente, a la salida de discotecas, o las víctimas son menores que escaparon de sus casas, principalmente de zonas marginales o pobres de las grandes ciudades. Datos policiales confirman que las denuncias por desaparición se han multiplicado.

Otro método utilizado por estos criminales son los “ganchos”: estos son mujeres adultas, jóvenes o adolescentes que son obligadas a captar amigas o incluso familiares bajo amenazas de muerte o violación. Una vez que se ganan la confianza de la víctima ofreciéndole ayuda económica, la llevan a un establecimiento de la red donde cae en manos del proxeneta. 

Le preguntamos a Nelu Serrano cómo funcionan las redes de corrupción y respondió: _En el Perú, no hay datos exactos sobre redes de explotación de niños, niñas y adolescentes debido a la clandestinidad en la que operan. Sin embargo, diferentes experiencias muestran que los que caen en estas redes tienen pocas posibilidades de escapar. Si no son liberados por la policía, pueden terminar siendo vendidos en el extranjero y no regresar jamás. Pueden ser asesinados o morir por una sobredosis. 

El ejemplo de Marco Antonio 
A los 14 años,  cerró la puerta de su casa y decidió que no regresaría a ella nunca más. Detrás de esas cuatro paredes existía un mundo que parecía un mal sueño: sus padres golpeándose todos los días, gritando y ofendiéndose. El completo infierno metido en su casa de San Martín de Porres. 

Hacía algún tiempo un “amigo” suya le dio la idea de abandonar ese mundo y vivir por su cuenta. “Trabajar” con clientes, prostituirse. _Salí a hacer cosas que no quería hacer, _recuerda hoy. Por entonces lo llevaron donde un hombre que se convirtió en su cuidador._ Él lo ofrecía como si fuera una mercadería y luego se quedaba con la mayor parte del dinero. Pero no era el  único. Otras jóvenes como el también vivían en ese mundo y de ellas recibía consejos sobre cómo dopar a ciertos clientes en caso de que fueran demasiado violentos, como forma de seguridad. 

A  Marco nadie lo buscó. Nadie se sorprendió cuando sus notas en el colegio bajaron a niveles insospechados. No tenía familia. Su maestra era indiferente y la psicóloga del colegio jamás se dio por enterada. _Si hubiera tenido algún tipo de apoyo esto no me habría ocurrido, afirma con tristeza. 

_La policía siempre hacía batidas, recuerda. Pero él nunca fue detenido. Sus amigos le contaban cómo eran golpeados y hasta violados por la policía cuando no tenían dinero para pagar su salida. A los 17 años, tres años después que este nuevo infierno empezara para él, decidió abandonar esa vida. 

Conoció a las madres de un lugar llamado Casa de la Mujer  del Callao, una institución que se dedica a ayudar a niñas, niños y adolescentes que han sufrido o sufren de explotación sexual comercial._ Con ellas, Marco descargó todos sus miedos, sus frustraciones y su dolor. Fueron ellas quienes la ayudaron a recuperar la confianza en sí mismo y a tener la seguridad que necesitaba para emprender una nueva vida. 

Aprendió el oficio de corte y confección y recibió además terapia psicológica para superar todo lo vivido. _Ahora me siento tranquilo porque estoy haciendo las cosas por mis propios méritos. Siento que puedo seguir adelante. Es como si me hubieran abierto las puertas hacia un mundo nuevo y mejor, dice hoy Marcos que ya tiene 19 años. 

Después de 5 meses de ayuda, empezó a trabajar en varios oficios, en una florería y en una librería, pero el trabajo que sin duda alguna le significó un aliento especial fue cuando una de las psicólogas de la Casa de la Mujer le consiguió trabajo en KFC. _Me sentí muy orgulloso porque me había  dado la oportunidad de ser útil de ganar mi dinero honradamente y con mi cabeza muy en alto y haber dejado atrás esa etapa de mi vida.

Ahora Marco trabaja como auxiliar en una oficina._ Está feliz y tiene muchos sueños. Quiere ingresar a la universidad y estudiar para ser asistente social y psicólogo. _Quiero orientar a otros chicos que como yo atraviesan situaciones tan delicadas. Quiero mostrarles que ellos también pueden salir adelante.

Si bien el Perú no maneja una cifra global con respecto a la explotación sexual,  algunas ONG que trabajan este problema calculan que al menos un millón de niñas y niños al año caen en todo el mundo mediante engaños o por la fuerza.


"Adolescentes brindan servicios sexuales
en el Parque Kennedy".


"Escolar brinda servicios a hombres".


Escribe  Christian GALARCEP



0 comentarios:

Publicar un comentario