CUANDO DARSE UN GUSTO,
SE CONVIERTE EN UNA
ADICCIÓN
Que la
billetera sufra no es un problema para estas personas. No interesa gastar en un
día, lo ganado con el sudor de la frente en todo un mes. Se trata del trastorno
del comprador compulsivo.
Para prevenir esta adicción, es importante revisar
y rescatar los valores personales y dar prioridad al ser, sobre el tener. Por
otra parte, es importante aceptarse a sí mismo con cualidades y defectos, así
como establecer metas más realistas; es decir, si el objetivo es posible, no
habrá frustración.
Estos valores y habilidades pueden reforzarse
mediante la lectura, talleres, terapia o cualquier proceso que nos permita la
autorreflexión.
Cuando aprendemos que lo más importante y valioso
está dentro de nosotros mismos, es mucho más sencillo asumir los grandes retos
de la vida, como el vencer una adicción, por más difícil que esto parezca.
Alrededor del 46% de los jóvenes de la población mundial son adictos a
las compras compulsivas, en su mayoría por cosas que no necesitan, según un
estudio europeo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la onimanía o “shoppingmanía”
es un síndrome de compra compulsiva de alteración del comportamiento que
origina en el individuo la incapacidad de no poder detener los impulsos y las
tendencias que lo originan a la compra de cualquier artefacto, prendas de
vestir, calzado, juguetes, antigüedades, dulces, etc.
La compra compulsiva es un trastorno que ya afecta a cerca
del 7% de la población en los países desarrollados, al tiempo que aumentan los
factores de riesgo. Así lo asegura el Servicio de Psiquiatría
del Hospital de Bellvitge, en España.
En el Perú, no hay una cifra exacta, pero la mayoría de personas que
demuestran ésta enfermedad patológica son los jóvenes.
Según declaraciones del Psicólogo Luis Venegas, para el diario Perú 21:
“No existe una única causa desencadenante, sino
un conjunto de factores psicológicos, genéticos, ambientales, sociales y
situacionales”.
Generalmente, la compra compulsiva está relacionada con otros trastornos, como los de alimentación o las
adicciones a sustancias. La compra compulsiva viene acompañada de la
depresión y los problemas de ansiedad, en la mitad de los casos.
Además, ésta patología aporta serias consecuencias para la vida de quienes la padecen.
Entre ellas: alteraciones emocionales, deudas, valoración negativa por parte de
familiares y amigos e intensos sentimientos de culpa.
En la mayoría de los casos, el individuo adquiere esta patología solo
por querer completar una colección, por querer tener más o por sentir que aún
necesita más.
Según el psicólogo Manuel Carrasco, director del Instituto Guestalt de
Lima, las compras compulsivas se generan por sentimientos de soledad, ansiedad o envidia: _ La mayoría de jóvenes al
sentirse solos, ven el llamado “shopping” el compañero ideal para evitar su
soledad. Gastan sin medir las consecuencias de esto. Muchos de ellos no se dan
cuenta que se están haciendo daño a sí mismos.
_La compra genera en la persona un estímulo gratificante, pues le da mayor poder y status, pero
esta sensación es efímera y retorna la necesidad de seguir comprando_ refiere
el psicólogo Manuel.
En muchos casos, los artículos adquiridos son
innecesarios, y se salen del presupuesto, endeudando a la persona y es más, la
propia persona no se da cuenta del gasto que ha hecho.
_Un factor primordial es el internet, una
posible causa que de este mal, ya que hoy también se pueden efectuar compras
por esta vía. Los expertos consideran que el internet es totalmente negativa
para una persona que presente ésta patología porque favorece el aumento
de la influencia en la persona por parte de la publicidad. Para una persona con el
síndrome de comprador compulsivo, el internet es una puerta también a la pereza
porque ahora con un solo clic se puede comprar todo lo que se pueda sin la
necesidad de salir de casa_ mencionó.
Existen infinidad de métodos para curar ésta
patología, entre ellos están:
-
Reconocer
el problema: Al igual que un adicto al crack o a la
cocaína, un comprador compulsivo debe reconocer el problema que tiene y
necesita preguntarse: ¿Lo quiere o lo necesita?, ¿Lo puede pagar?, ¿Tiene que
comprarlo ahora?
-
Tomar
medidas drásticas: Algunos adictos a las compras necesitan
rigurosas medidas. Un ejemplo es cancelar las tarjetas de crédito o recluir a
la persona a algún centro de reclusión, una lástima es que en el Perú aún no
existen centros para éste problema patológico,
-
Tratamiento
farmacológico: En algunos casos, según evaluaciones pueden resultar útiles. pero lo más importante es
analizar que las pastillas no van a proporcionar autoestima, autocontrol,
motivación o solución de problemas.
Si notábamos que el avaro
teme la ausencia de dinero en el futuro, y por eso ahorra de forma obsesiva, el
despilfarrador teme justo lo contrario: tener dinero en el presente y no poder
gastarlo. Sin embargo, dos perfiles tan distintos en apariencia suelen acabar
desencadenando problemas psicológicos similares: miedo, ansiedad, y falta de
empatía.
El especialista Manuel,
expresó: _Socialmente, hablamos de los despilfarradores como compradores compulsivos.
Pero, qué caracteriza a los compradores compulsivos, te has preguntado alguna
vez si quizás gastas demasiado, sientes que el dinero te quema en las manos
cuando lo tienes_.
Comprar aquello que jamás usarás
El comprador compulsivo
compra cualquier cosa que ve, incluso sabiendo que no la necesita y que no la
usará. Esto no quiere decir que salir de compras y adquirir algún artículo que
no sea del todo imprescindible implique ser un comprador compulsivo. De hecho,
es así como funciona la sociedad del consumo en la que vivimos. El problema
aparece cuando se compran productos solo por el hecho de calmar nuestra
ansiedad. Entonces, estamos ante un problema que podría ser serio.
El gasto empieza a arruinar tu vida
El gasto compulsivo del
dinero puede estar detrás de muchos conflictos de distintos ámbitos de la vida
del despilfarrador: el familiar, el social, el laboral o el sentimental. El
comprador compulsivo suele mostrar falta de empatía hacia su entorno cuando
despilfarra el dinero, aunque después suele recapacitar y darse cuenta de su
error, ya demasiado tarde. Lo que le hace caer en la ira. Probablemente se
prometerá que no volverá a actuar del mismo modo, pero acabará haciéndolo.
Las “gangas”, una obsesión
Para un despilfarrador, la
rebaja de un producto en oferta, es un reclamo que no puede ignorar. Así, no se
podrá quitar de la cabeza aquel artículo que vio en oferta hasta que no lo
adquiera. Es por ello que las campañas de rebajas, organizadas por los centros
comerciales, se convierten en auténticos campos de batalla para los compradores
compulsivos: sienten que están compitiendo por conseguir comprar el mayor
número de productos con descuento.
Baja autoestima
Los adictos a las compras
suelen mostrar una personalidad impulsiva, una baja autoestima y ansiedad o
depresión. De hecho, tratan de compensar la poca autoestima a través de la
compra de productos, pues esto satisface momentáneamente esa sensación de vacío
que les acompaña. Sin embargo, la compra compulsiva crea en realidad un círculo
vicioso; cuanto más compran, más vacíos se sienten.
Como ya ha comentado el
especialista, no hay que confundir la compra compulsiva como trastorno
psicológico con el consumo, a veces injustificado que hacemos muchos de
nosotros. Resulta obvio que vivimos en una sociedad consumista, y que desde los
medios de comunicación se nos anima continuamente a gastar nuestro dinero. Por
ello, ir de compras de vez en cuando no debe hacerte sentir culpable. Sin
embargo, ante el primer indicio de acercarte al perfil de un comprador
compulsivo, estaría bien que reflexionaras un momento: ¿de verdad necesitas eso
que vas a comprar?
Si has sentido alguna vez en la vida mucha
angustia, sin saber por qué, podrás entender lo que siente Cynthia Saravia._ No sé qué me
pasa, en ocasiones siento que no puedo evitar comprar cosas, sin estado
endeudándome por más de 10 años. Si sé que estoy mal pero no puedo evitarlo_ me
cuenta Cynthia con lágrimas en los ojos.
Hay un vacío dentro, una sensación de angustia que
la irrumpe. No es la primera vez, sino un mal habitual en ella. Su primer
impulso es salir de casa, ver módulos y simplemente adquirir un producto. No
puede controlar el impulso de comprar. Pero al regresar a casa, el vacío sigue
ahí, sumado a la culpa porque otra vez, no lo pudo controlar.
Talvez
uno se pueda dar un gusto, pero siempre se tiene que medir, para que este no llegue
a una adicción porque lo importante es
“Ser, antes que tener”.
Escrito por Eloyza LEON
6 comentarios:
Carito tienes mucha razón ese es un gran problema, aunque aún no lo acepten como tal.
Creo que somos muchas las personas que salimos de compras cuando estamos aburridos o no tenemos nada que hacer y efectivamente el problema inicia cuando se nos va de las manos y empezamos a endeudarnos
Yo creo que hay personas que no miden sus impulsos sl comprar!. Pero de vez en cuando darse un gustito es bueno. Muy interesante.
De cierto modo me siento identificada pero por suerte no he llegado al extremo de endeudarme. Interesante trabajo
Buen trabajo Elo
Bonito trabajo c:
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