En una amena entrevista,
conocimos a Manuel Castillo Hernández,
un muchacho de 20
años y con una personalidad muy
divertida quien, con más de una década de trayectoria se desempeña como artista
clown con el único fin de arrancarle una sonrisa al público que lo contempla.
Tenía el rostro pintado de blanco. Los ojos
estaban decorados de negro y
tenía una bolita roja acolchonada
en la punta de la nariz. Lo encontramos en uno de sus innumerables espectáculos
donde, antes de su show, se animó a responder a algunas preguntas sobre el
significado de la nariz roja y los zapatos:
_La nariz roja, a mi parecer,
es una fuente de energía que se transmite a quien la necesita, conectando dos
sonrisas. Es el punto de encuentro de la alegría, para sí mismos y también para
encontrarse con las demás personas en un mundo diferente para uno y para los
demás_ expresa con tal emoción que hasta le brillaron los ojos, y con una
sonrisa imborrable, continúa: _ A los payasos nos caracterizan por las narices
rojas; es nuestro símbolo, nuestro escudo, nuestra esencia, es más de lo que soñé,
es una dimensión diferente, _ acotó, orgulloso.
_Entendí que no solo era
pararte y burlarte o reírte de los demás, sino es reírte de ti mismo, pero con
un efecto enriquecedor, mostrando lo que todos evitan: el ridículo.
_Manuel se detiene, levanta la
mirada y reflexiona, portando en sus manos la nariz roja que usará en el show:
_ La nariz roja y el zapato sacan una parte de ti que no te gusta para hacerla
graciosa y perderle el temor, siendo frágil y poderoso al mismo tiempo. Un
payaso es dueño de sus sueños y Dios de su propio mundo, una mezcla perfecta de
vulnerabilidad y seguridad en sí mismo que hace que el público lo ame por lo
que es_ señaló con pasión, con esa voz grave como si tratase de afirmar algo
que no es verdad, oyéndose en el eco, su más notable expresión.
_Al payaso no le va importar
si subiste de peso, o estas en un pésimo día. En el momento que le demos cabida
y lo dejemos salir, esteráremos listos para sorprendernos con lo mejor de
nosotros.
EL PAYASO INTERIOR
_Cada persona tiene su propia
manera de exteriorizar la energía y la de hacer surgir su parte de niño dentro.
_ Considero a los payasos más humamos que a los humanos mismos, por ser capaces
de experimentar lo mejor de la naturaleza sin limitaciones. Es interesante ver cómo la energía de todo el
mundo está en su personalidad. A algunas personas les gusta hablar; a otras,
no. Algunos son muy racionales, mientras que otros están perpetuamente
descabellados. Algunas personas tienen obsesiones, y a otros les gusta someterse
a misiones imposibles. _ ¿Y tú, Manuel?, le pregunté mientras se perdía en el
laberinto de palabras que salían de su memoria y cuyos labios interpretaban
desesperadamente.
_ Con un silencio sepulcral se
quedó después de la pregunta que le hice, no sabía si estaba pensando o
rebobinando sus experiencias para explicarme tremendo tema, al cabo de un
cierto tiempo, finalmente me respondió: El payaso interior de Manuel no siempre
se parece a la persona que es en su vida diaria. Es como si fuera un lado del
recién nacido de nosotros que necesita ser alimentado y guiado.
Según él, al investigar profundamente sobre el tema, fue donde encontró otra manera de entrar a la
esencia del payaso, a través del contexto y las circunstancias. También señaló
que es importante amar, pues a partir de eso llegas a lo que menos quieres: la
risa, que funciona como un pegamento
social, para afianzar las relaciones entre los miembros de un grupo. No nos
reímos cuando estamos contentos y felices, sino que lo hacemos sólo en
presencia de otras personas o imaginando que estamos acompañados.
PAYASO O CLOWN
Le pregunté cuál es la
diferencia entre un clown y un payaso, y
esto fue lo que dijo:
_En realidad es lo mismo.
Payaso tiene el término de una connotación algo negativa o diferente a lo que
queremos transmitir. Antes, yo no me consideraba payaso, pues lo relacionaba
con estar en el circo o en las calles haciendo
cosas que hagan reír al público espectador al contar chistes, pero ahora
yo digo que soy un payaso por ese motivo. Mi
felicidad es el arte y por eso escogí este medio artístico tan directo
con el público_ enfatizó con palabras
puntuales _. En teatro llevas tu material a escena, y en clown llevas tu
material al público, es decir, no tienes la información completa, pero el
público te va poniendo luz, por dónde sí o por dónde no, si estás tenso, no ves
el faro y haces lo que tienes en la cabeza, pero si el trabajo es correcto,
realmente el público es tu faro.
Y si hablamos de relación de
la persona con el clown, ese trabajo es “complicado”. Lo describo al ver el estado de Manuel, ya que
con sus palabras puedo sentir la
infatigable labor que realiza. Al respecto, enfatizó: _sí, porque como clown no
puedes mentir; tienes que ser tú mismo dentro del concepto, ¡No vas a actuar!
¡Vas a ser clown! Cuando haces de bufón, o melodrama o cualquier otro tipo de
teatro, puedes “escaparte”, pero como clown, no. El clown te toca a ti mismo.
Cuando tú tienes un problema, tu clown va a tener el mismo problema o si eres
una persona muy despistada, tu clown será despistado.
LA RISA OCULTA EL DOLOR
_Si bien el payaso resulta
terapéutico para muchas personas, trabajar la técnica del payaso no equivale a
una terapia psicológica_ señaló con una mirada segura y palabras precisas al
tema_. El clown puede abrir muchas puertas y ayudarte a explorar sobre ti y
conocerte. Sin embargo, su objetivo no
es psicoterapéutico.
_Creo que a todos nos ha pasado que al reírnos nos
olvidamos de nuestros problemas y nos relajamos en esos momentos, siendo la
risa inmediata, auditiva y visible en un
momento de carcajada, _ le respondí como si fuera una experta hablando a su
nivel.
_Se trata de hacer reír a la
gente y también de explorar hasta qué nivel puedes hacer reír a la gente. Una
sonrisa en la cara también es reír, pero entre una sonrisa y una carcajada hay
mucha diferencia.
Para Manuel, el payaso toca
profundamente tu alma, es ser un personaje todo el tiempo, siendo el espejo de
los fracasos de la vida; mostrándolo sobre el escenario, y a la vez nos comenta
sobre un gran mensaje que le dejó uno de sus maestros: “Si nos caemos, volvámonos
a levantar, tengamos nuestros sueños claros para ir hacia ellos”.
_Su gran satisfacción es ver una sonrisa cálida de sus espectadores en el teatro. Su
destreza en la comedia lo ha llevado ser querido por la audiencia.
Ahora tiene planeado escribir
cortometrajes, películas, montarlas y así. Lo que es el marketing le está
gustando mucho.
Espera alcanzar los sueños
que se trazó con ayuda de Dios y la de su familia, quienes jamás dejaron de
creer en él y en su talento de ser un simple payaso pero feliz persona.
"Manuel Catillo Hernández".
Escribe Andrea SILVA
5 comentarios:
Felicidades Andrea. muy interesante tu trabajo
Es un trabajo muy fuerte para los payasitos.. Lo lei y me encanto te felicito
El trabajo de ellos es muy fuerte, sigue asi Andrea te felicito
Este trabajo no es nada fácil, va de la mano con el talento y este joven lo tiene. felicidades
Considero el trabajo mas divertido que existe, pero como ya lo dijeron, nada fácil. Arrancarle una sonrisa a un niño debe ser la recompensa que todos quisiéramos.Él es un artista, y se gana la vida de buena manera. Felicidades Andrea, buena entrevista.
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