lunes, 8 de diciembre de 2014

CUANDO DARSE UN GUSTO, SE CONVIERTE EN UNA ADICCIÓN

CUANDO DARSE UN GUSTO,  SE CONVIERTE EN UNA ADICCIÓN

Que la billetera sufra no es un problema para estas personas. No interesa gastar en un día, lo ganado con el sudor de la frente en todo un mes. Se trata del trastorno del comprador compulsivo.

Para prevenir esta adicción, es importante revisar y rescatar los valores personales y dar prioridad al ser, sobre el tener. Por otra parte, es importante aceptarse a sí mismo con cualidades y defectos, así como establecer metas más realistas; es decir, si el objetivo es posible, no habrá frustración.

Estos valores y habilidades pueden reforzarse mediante la lectura, talleres, terapia o cualquier proceso que nos permita la autorreflexión.

Cuando aprendemos que lo más importante y valioso está dentro de nosotros mismos, es mucho más sencillo asumir los grandes retos de la vida, como el vencer una adicción, por más difícil que esto parezca.

Alrededor del 46% de los jóvenes de la población mundial son adictos a las compras compulsivas, en su mayoría por cosas que no necesitan, según un estudio europeo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la onimanía o “shoppingmanía” es un síndrome de compra compulsiva de alteración del comportamiento que origina en el individuo la incapacidad de no poder detener los impulsos y las tendencias que lo originan a la compra de cualquier artefacto, prendas de vestir, calzado, juguetes, antigüedades, dulces, etc.
La compra compulsiva es un trastorno que ya afecta a cerca del 7% de la población en los países desarrollados, al tiempo que aumentan los factores de riesgo. Así lo asegura el Servicio de Psiquiatría del Hospital de Bellvitge, en España.
En el Perú, no hay una cifra exacta, pero la mayoría de personas que demuestran ésta enfermedad patológica son los jóvenes.
Según declaraciones del Psicólogo Luis Venegas, para el diario Perú 21: “No existe una única causa desencadenante, sino un conjunto de factores psicológicos, genéticos, ambientales, sociales y situacionales”.
Generalmente, la compra compulsiva está relacionada con otros trastornos, como los de alimentación o las adicciones a sustancias. La compra compulsiva viene acompañada de la depresión y los problemas de ansiedad, en la mitad de los casos.
Además, ésta patología aporta serias consecuencias para la vida de quienes la padecen. Entre ellas: alteraciones emocionales, deudas, valoración negativa por parte de familiares y amigos e intensos sentimientos de culpa.
En la mayoría de los casos, el individuo adquiere esta patología solo por querer completar una colección, por querer tener más o por sentir que aún necesita más.
Según el psicólogo Manuel Carrasco, director del Instituto Guestalt de Lima, las compras compulsivas se generan por sentimientos de soledad, ansiedad o envidia: _ La mayoría de jóvenes al sentirse solos, ven el llamado “shopping” el compañero ideal para evitar su soledad. Gastan sin medir las consecuencias de esto. Muchos de ellos no se dan cuenta que se están haciendo daño a sí mismos.
_La compra genera en la persona un estímulo gratificante, pues le da mayor poder y status, pero esta sensación es efímera y retorna la necesidad de seguir comprando_ refiere el psicólogo Manuel.
En muchos casos, los artículos adquiridos son innecesarios, y se salen del presupuesto, endeudando a la persona y es más, la propia persona no se da cuenta del gasto que ha hecho.
_Un factor primordial es el internet, una posible causa que de este mal, ya que hoy también se pueden efectuar compras por esta vía. Los expertos consideran que el internet es totalmente negativa para una persona que presente ésta patología porque favorece el aumento de la influencia en la persona por parte de  la publicidad. Para una persona con el síndrome de comprador compulsivo, el internet es una puerta también a la pereza porque ahora con un solo clic se puede comprar todo lo que se pueda sin la necesidad de salir de casa_ mencionó.
Existen infinidad de métodos para curar ésta patología, entre ellos están:
-       Reconocer el problema: Al igual que un adicto al crack o a la cocaína, un comprador compulsivo debe reconocer el problema que tiene y necesita preguntarse: ¿Lo quiere o lo necesita?, ¿Lo puede pagar?, ¿Tiene que comprarlo ahora?
-       Tomar medidas drásticas: Algunos adictos a las compras necesitan rigurosas medidas. Un ejemplo es cancelar las tarjetas de crédito o recluir a la persona a algún centro de reclusión, una lástima es que en el Perú aún no existen centros para éste problema patológico,
-       Tratamiento farmacológico: En algunos casos, según evaluaciones pueden resultar útiles. pero lo más importante es analizar que las pastillas no van a proporcionar autoestima, autocontrol, motivación o solución de problemas.
Si notábamos que el avaro teme la ausencia de dinero en el futuro, y por eso ahorra de forma obsesiva, el despilfarrador teme justo lo contrario: tener dinero en el presente y no poder gastarlo. Sin embargo, dos perfiles tan distintos en apariencia suelen acabar desencadenando problemas psicológicos similares: miedo, ansiedad, y falta de empatía.
El especialista Manuel, expresó: _Socialmente, hablamos de los despilfarradores como compradores compulsivos. Pero, qué caracteriza a los compradores compulsivos, te has preguntado alguna vez si quizás gastas demasiado, sientes que el dinero te quema en las manos cuando lo tienes_.
Comprar aquello que jamás usarás
El comprador compulsivo compra cualquier cosa que ve, incluso sabiendo que no la necesita y que no la usará. Esto no quiere decir que salir de compras y adquirir algún artículo que no sea del todo imprescindible implique ser un comprador compulsivo. De hecho, es así como funciona la sociedad del consumo en la que vivimos. El problema aparece cuando se compran productos solo por el hecho de calmar nuestra ansiedad. Entonces, estamos ante un problema que podría ser serio.
El gasto empieza a arruinar tu vida
El gasto compulsivo del dinero puede estar detrás de muchos conflictos de distintos ámbitos de la vida del despilfarrador: el familiar, el social, el laboral o el sentimental. El comprador compulsivo suele mostrar falta de empatía hacia su entorno cuando despilfarra el dinero, aunque después suele recapacitar y darse cuenta de su error, ya demasiado tarde. Lo que le hace caer en la ira. Probablemente se prometerá que no volverá a actuar del mismo modo, pero acabará haciéndolo.
Las “gangas”, una obsesión
Para un despilfarrador, la rebaja de un producto en oferta, es un reclamo que no puede ignorar. Así, no se podrá quitar de la cabeza aquel artículo que vio en oferta hasta que no lo adquiera. Es por ello que las campañas de rebajas, organizadas por los centros comerciales, se convierten en auténticos campos de batalla para los compradores compulsivos: sienten que están compitiendo por conseguir comprar el mayor número de productos con descuento.


 Baja autoestima
Los adictos a las compras suelen mostrar una personalidad impulsiva, una baja autoestima y ansiedad o depresión. De hecho, tratan de compensar la poca autoestima a través de la compra de productos, pues esto satisface momentáneamente esa sensación de vacío que les acompaña. Sin embargo, la compra compulsiva crea en realidad un círculo vicioso; cuanto más compran, más vacíos se sienten.
Como ya ha comentado el especialista, no hay que confundir la compra compulsiva como trastorno psicológico con el consumo, a veces injustificado que hacemos muchos de nosotros. Resulta obvio que vivimos en una sociedad consumista, y que desde los medios de comunicación se nos anima continuamente a gastar nuestro dinero. Por ello, ir de compras de vez en cuando no debe hacerte sentir culpable. Sin embargo, ante el primer indicio de acercarte al perfil de un comprador compulsivo, estaría bien que reflexionaras un momento: ¿de verdad necesitas eso que vas a comprar?
Si has sentido alguna vez en la vida mucha angustia, sin saber por qué, podrás entender lo que siente Cynthia Saravia._ No sé qué me pasa, en ocasiones siento que no puedo evitar comprar cosas, sin estado endeudándome por más de 10 años. Si sé que estoy mal pero no puedo evitarlo_ me cuenta Cynthia con lágrimas en los ojos.

Hay un vacío dentro, una sensación de angustia que la irrumpe. No es la primera vez, sino un mal habitual en ella. Su primer impulso es salir de casa, ver módulos y simplemente adquirir un producto. No puede controlar el impulso de comprar. Pero al regresar a casa, el vacío sigue ahí, sumado a la culpa porque otra vez, no lo pudo controlar.
Talvez uno se pueda dar un gusto, pero siempre se tiene que medir, para que este no llegue a una adicción porque  lo importante es “Ser, antes que tener”.


Escrito por  Eloyza LEON

6 comentarios:

Elsa Ancajima dijo...

Carito tienes mucha razón ese es un gran problema, aunque aún no lo acepten como tal.

Blanca Ancajima dijo...

Creo que somos muchas las personas que salimos de compras cuando estamos aburridos o no tenemos nada que hacer y efectivamente el problema inicia cuando se nos va de las manos y empezamos a endeudarnos

Anónimo dijo...

Yo creo que hay personas que no miden sus impulsos sl comprar!. Pero de vez en cuando darse un gustito es bueno. Muy interesante.

Luz Carbajal dijo...

De cierto modo me siento identificada pero por suerte no he llegado al extremo de endeudarme. Interesante trabajo

Marcos Atarama dijo...

Buen trabajo Elo

Anónimo dijo...

Bonito trabajo c:

Publicar un comentario